respiré de nuevo magia. con el viento a punto de tornado y las palabras envueltas en emoción (aún moderada por los deberes de la semana), transitè un lunes sin excesivas preocupaciones (tal vez con el mismo quehacer)... y he de acurrucarme para recibir al martes, al miércoles, al jueves... celebrar a papá viernes y sábado; y abandonarme, lanzarme, encaminarme hacia esas tres cincuenta y cinco de la tarde que tan bonito suenan y más rico me saben. el lapso de lo próximo, lo finito: siete días que no me atrevo a contar por miedo a la rapidez. siento como, poco a poco, mis pulgas corren la voz y se van despertando, concientes de que la mochila y el boleto esperan desde hace dos días, y tres meses, respectivamente. yo con ellos.
desdelcentro
... andando...
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